Los PACTOS DE LA RAZA DEL HOMBRE, son un recorrido desde la manifestación más inocente de nuestra realidad, hasta el estado primigenio de la misma. Revalidaremos los pactos de nuestro pasado para recuperar la visión interior de nuestro futuro. Sin pactos no hay dirección, sin pactos no hay forma y sin dirección ni forma estamos perdidos.
El PACTO CON LA NATURALEZA, representa el reconocimiento de la Divinidad en todo lo manifestado y nuestra capacidad de comprender el hermanamiento profundo que existe entre la naturaleza misma y nosotros.
EL PACO CON LA TIERRA, es un reconocimiento explícito de la inseparabilidad con ese lugar que nos acoge. La manifestación que permite que vivamos y nos expresemos no es menos divina que nosotros, debemos un reconocimiento sacralizado a este planeta, como una parte inseparable de nuestra existencia.
EL PACO CON NOSOTROS MISMOS es el primer paso hacia el Dios interno. Pactar contigo mismo representa un reconocimiento irrefutable de la importancia de tu papel en esta vida y de tu contribución a la creación. La creación necesita de todo lo que tengas que vivir, de la comprensión de todo lo que has vivido, de la aceptación de esta modalidad de expresión universal, para poder enriquecer su realidad y garantizar su inmortalidad. Desde este pacto garantizamos el empoderamiento consciente y digno de cada uno y su franca soberanía.
EL PACTO CON DIOS solo es el reconocimiento a tu soberanía, a tu naturaleza primigenia, inseparable de la unidad, con sus mismos poderes y atributos, pero desde la humildad de quien, en estos momentos se sabe encarnado bajo una personalidad y por lo tanto más o menos encorsetado frente a su propia totalidad. Esta situación, este estado es el que tanto nos hace dudar de nuestro origen.
El misterio reside en saber quien eres, reconociendo dónde estás, para desarrollar todo lo que puedes hacer.
